Luis Cordero, Ingeniero de Desarrollo de Negocio

RobotPlus

Robótica Colaborativa: Automatización accesible para las pymes

Desde el origen de la humanidad, está en nuestra naturaleza la búsqueda de trascendencia e inmortalidad a través de recrearnos a nosotros mismos en otros elementos como la pintura, escultura y, más adelante, los mecanismos.  Los robots tienen, además, cierto poder de fascinar a los humanos, por su relevante papel en el mundo de la ciencia ficción en el cine y la literatura, con películas como “Inteligencia Artificial” y “Blade Runner”, y novelas como “Yo, Robot” y “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, así como por el incentivo trascendental de ser de alguna manera una forma de “vida” que podemos crear por nuestra propia iniciativa y medios.

Hoy en día, la robótica es una realidad tangible, con aplicaciones significativas en la colaboración con los trabajadores en las empresas. Pero ¿cuáles son las implicaciones de esta revolución?

La robótica es una ciencia en constante evolución, que combina disciplinas diversas como: la informática, la mecánica, la electrónica, incluso la ergonomía. Los robots son la solución del ser humano para evitar trabajos repetitivos, peligrosos, lesivos o tediosos, y para desarrollar acciones complejas que requieren de grandes cantidades de información.

Podemos afirmar que la robótica es una realidad en la vida cotidiana. Los robots ya están entre nosotros y se presentan en diferentes formas. Desde los robots industriales, que han trabajado en las líneas de producción por años, los que son puro software y realizan trabajos sin movimiento físico, hasta los que adoptan formas humanas y sirven como asistentes en la salud, la geriatría, el transporte y la logística, la bioingeniería, el reciclaje y la revalorización de residuos urbanos, así como diversas aplicaciones en el sector de la hostelería y el turismo. 

Algunos ejemplos de la aplicabilidad real en la actualidad podría ser el uso de la robótica en la cirugía, la cual ha obtenido resultados muy exitosos. Concretamente, en la cirugía de cadera y rodilla reduciendo el dolor, los días de ingreso y la rehabilitación. Gracias a la incorporación de esta tecnología, se están agilizando las listas de espera y se consigue minimizar el coste del proceso.

Robótica: Un concepto con historia

La robótica no es un invento moderno, sino que se remonta a siglos atrás. Los antiguos egipcios crearon modelos matemáticos para construir automatismos, mientras que, en la antigua Grecia, Arquímedes diseñó un prototipo de mecanismo articulado capaz de extraer un barco hundido del agua.  

Célebres personajes como Alberto Magno o Leonardo Da Vinci, crearon diferentes prototipos de lo que hoy en día conocemos como robots. Es más, el “humanoide” creado por este último inspiró a la NASA en la creación de algunos modelos actuales.

No fue hasta llegado el siglo XX cuando la robótica experimentó avances significativos, pasando de la robótica mecánica a la digital. En los primeros años de la década de 1960 tuvo lugar el “comienzo del futuro”. La compañía estadounidense Unimation desarrolló el primer robot de transferencia programable e inspiró a la industria automovilística para la creación de las primeras cadenas de montaje automatizadas. Es aquí cuando se produce la llegada de la robótica colaborativa, en la que robots y humanos colaboran en los procesos de producción de la industria.

Actualmente, se espera que la inteligencia artificial alcance todo su potencial en lo que se conoce como Cuarta Revolución Industrial.

Los cobots o robots colaborativos están diseñados para trabajar junto con los seres humanos de forma eficiente, segura y precisa.

Una nueva revolución industrial

Cuando hablamos de robótica colaborativa, estamos hablando de una nueva revolución industrial, una nueva realidad que transformará nuestras industrias.

Se prevé que este impacto para el futuro se analice desde dos puntos de vista concretos, centrados en el sistema de visión. Por un lado, en la visión artificial. Quizás este tema es el que ha dado un vuelco más potente en los últimos años. Hace cerca de una década los sistemas de visión existían, pero para cada proyecto se debía realizar un desarrollo ad hoc, lo que los convertía en proyectos muy largos y que requerían de mucha inversión.

Ahora, gracias a la inteligencia artificial y su evolución, esas soluciones de visión artificial han pasado a convertirse en algo tan simple como “enseñar a una máquina”. Esto quiere decir que, ya no es necesario realizar ningún desarrollo ad hoc ni escribir ningún código, tan solo realizando un par de clics y dándole instrucciones al sistema de visión podremos conseguirlo.

Estas instrucciones servirían, entre otras cosas, tanto para realizar un trabajo de selección como para un control de calidad. En la actualidad ya existen sistemas de visión que, tras enseñarles qué está bien y qué mal, pueden ayudarnos, de manera rápida y con un nivel de precisión muy alto, en el día a día dentro de las empresas.

Otro campo donde la visión ha dado un vuelco es a la hora de hacer sistemas de navegación, sobre todo si hablamos de robótica móvil o brazos colaborativos. La visión permite que la navegación en las plantas o el movimiento de los robots sea más sofisticado, mucho más versátil y fácil de programar.

Robótica colaborativa: Un complemento, no un sustituto del trabajo humano

Todavía existen colectivos detractores de esta nueva versión del futuro, alegando que la robótica colaborativa será un sustituto del trabajo humano. Pero nada más lejos de la realidad, ya que podemos decir que será un complemento y no un sustitutivo.

La robótica colaborativa se refiere a la interacción segura entre robots y humanos en un espacio compartido de trabajo. En este sentido, los robots están diseñados para trabajar junto con los seres humanos y ayudarles a realizar tareas de manera más eficiente, segura y precisa.

Los robots colaborativos pueden realizar tareas repetitivas y peligrosas que son difíciles o incluso imposibles para los humanos, liberando así a los trabajadores de tareas monótonas y potencialmente peligrosas. Además, los robots pueden trabajar 24/7, lo que permite a las empresas aumentar su productividad y eficiencia, traduciéndose esto en mayores beneficios.

Sin embargo, los robots no pueden reemplazar completamente a los trabajadores humanos. Todavía hay muchas tareas en las que los seres humanos son superiores, como en la toma de decisiones complejas, la creatividad y la interacción social. Además, los robots no tienen la capacidad de adaptarse rápidamente a situaciones nuevas o inesperadas, mientras que los trabajadores pueden hacerlo.

En resumen, la robótica colaborativa será un complemento valioso y beneficioso para el trabajo humano, permitiendo una mayor eficiencia y seguridad en el lugar de trabajo, pero nunca será un reemplazo de los trabajadores.

Beneficios en la industria: Prevención de riesgos y reducción de costes

Las posibilidades de la robótica son innumerables y su avance ha permitido la creación de aplicaciones que hace unos años eran inimaginables. Gran parte de estos avances se han dado en entornos industriales, donde los robots colaboran de forma cercana y dinámica con los operarios en las plantas de producción.

La incorporación de la robótica avanzada y colaborativa en la industria presenta numerosas ventajas, como la prevención de riesgos laborales y la eliminación de la exposición directa de los trabajadores a materiales y residuos perniciosos para su salud. Se evitarán así numerosas tareas peligrosas o que requieran altos niveles de concentración. De este modo, se ha llegado incluso a desarrollar el primer “perro-robot” autónomo, diseñado para realizar rondas de seguridad y mantener en perfecto estado los entornos más peligrosos de las industrias.

En la actualidad, la robotización de los procesos industriales no solo representa una oportunidad para aumentar la eficiencia y la rentabilidad de las empresas, reduciendo costes y ahorrando tiempo en la producción, sino también una contribución al cuidado del medio ambiente. Ésta permite ahorrar energía y favorecer el empleo de energías más limpias, como la eléctrica, en vez del tradicional de aire comprimido.

Además, la utilización de robots permite disminuir el consumo de materiales y aumentar la reutilización de residuos, lo que se traduce en una mayor sostenibilidad. Pero no solo eso, también se logra producir con una precisión y personalización nunca vista, lo que se traduce en productos de mayor valor en un mercado cada vez más exigente y competitivo. En definitiva, la robotización se presenta como una herramienta clave para la competitividad empresarial y para la construcción de un futuro más sostenible.

Tendencias en la robótica industrial

Es difícil definir cuáles serán los siguientes pasos de la robótica industrial, aparte de crecer y avanzar, afianzándose en el mercado e implantándose en sectores más tradicionales.

Hablando a niveles tecnológicos, uno de los retos que se están solucionando ahora es la robótica logística de exteriores, incorporando, por ejemplo, carretillas o camiones autónomos de exterior, así como soluciones autónomas en entornos agrícolas.

Sobre todo, debemos explotar en una mayor medida la inteligencia artificial, ya que, a nivel normativo, todavía no están permitidas muchas acciones como dejar a una máquina ser autónoma con cierta libertad de movimientos. Esta autonomía sería puntera, por ejemplo, de cara a la optimización de rutas en fábricas, permitiendo al robot que encuentre las rutas menos acotadas a los niveles de seguridad, consiguiendo así reducir tiempos.

Para que estos avances sean una realidad entraría en juego la adaptación de la normativa respecto a la seguridad. Todavía queda mucho tiempo para dicha adaptación, ya que existe un trabajo previo que consistiría en la certificación de que estos robots no van a tener un comportamiento, por ejemplo, lesivo.

Sin duda, el futuro promete ser emocionante, con cierta incertidumbre, pero lleno de nuevos retos y mejoras para la sociedad.